
Un manejo a la defensiva sería algo así como decir, un manejo civilizado. Imagina que vas caminando por el paseo Ahumada o cualquier lugar muy transitado y vas rápido, pasando entre medio de la gente, gritándoles en la oreja que se corran hacia un lado e incluso, en el peor de los casos, pasando a llevar con tus hombros al resto. En auto, esa persona sería un imprudente, alguien que no conduce a la defensiva.
Como dijimos, el manejo a la defensiva es característico de alguien civilizado, alguien que mira hacia los costados y hacia atrás cuando hace una maniobra, que señaliza, no es brusco al maniobrar, anda dentro de los límites de velocidad, con las dos manos al volante, y ninguna en la bocina; que de hecho, está pensada para alertar a otros de emergencias y no para hacer que el resto se corra.
Manejar a la defensiva no tiene nada que ver con manejar mal, todo lo contrario. Un manejo a la defensiva te permite anticiparte a situaciones de riesgo y a tener siempre el control de la maniobra, o al menos saber qué hacer en caso de algún imprevisto.
A la vez, un manejo a la defensiva, podría minimizar las consecuencias de un accidente, que no es menor. Un manejo a la defensiva, puede evitar que choques producto de una mala maniobra de otro conductor imprudente.
Al mismo tiempo, el manejo a la defensiva evitar siniestros cuando las condiciones de manejo no son favorables, como escasa visibilidad por neblina o pavimento mojado por lluvia.
Hay que pensar como los corredores del Dakar: Lo importante es llegar a destino sin novedades.
La visión periférica es clave. Por mucho que manejar es mirar hacia delante, debes saber lo que hay a tus costados y atrás también. Estar atento a todo lo que te rodea, sin duda te hará reaccionar mejor. Ojo con los puntos ciegos.
Nadie te apura. Seamos claros si vas desde un punto A hasta un punto B, en la ciudad a 50 km/h, recorrerás 10 kilómetros en 12 minutos, mientras que si vas a 70, recorres la misma distancia en 8,6 minutos. ¿Vale la pena realmente ir más fuerte?
Conservar una velocidad adecuada, dentro de los límites y cómoda para tus habilidades, te hará reaccionar, decidir y maniobrar mejor.
Nunca supongas que sabes todo lo que el resto va a hacer. Desconfiar es bueno. Si vas andando y viene un paso peatonal, tienes semáforo verde y decenas de personas quieren cruzar la calle, no te confíes. Alguien puede ir apurado o ser imprudente y atravesar la calle de todas formas. Si eres desconfiado, irás atento a ese tipo de conductas.
Si vas detrás de un auto, no confíes en que cada vez que va a virar, usará los intermitentes o que su tercera luz de freno esté buena. Puede virar o frenar y si vas confiado el choque por alcance es inminente.
A propósito de lo que recién te mencionamos, es que debes cuidar la distancia con el auto de enfrente. A esos riesgos, hay que sumarle que existe gente con el mal hábito de hacer frenadas bruscas. Si no llevas la distancia adecuada, el riesgo de choque crece.
A la vez, si alcanzas a alguien y no se puede adelantar, cualquiera sea la razón, disminuye la velocidad; no tiene ningún sentido acosarlo con tu auto desde atrás a muy poca distancia para que te deje adelantarlo.
Los autos modernos además de la seguridad activa, como los frenos, cinturones de seguridad y suspensión, están los elementos de seguridad pasiva, como la asistencia de frenado, las alertas de cambio de carril, control de tracción, subida en pendientes y varios otros sistemas dependiendo del modelo del auto.
Lo importante es que conozcas las capacidades y atributos de tu auto.
Al mismo tiempo, sobre todo en el caso de los autos más antiguos o bien muy usados, debes ser más minucioso para conocer sus aspectos de seguridad activa. Los autos más viejos no frenan todos igual, ni siempre de la misma manera.
Si tienes mucho respeto por el volante e incluso síntomas de Amaxofobia, entonces es bueno que atiendas esas deficiencias para que no seas un riesgo para ti y para el resto.
Si sientes que lo necesitas, no estaría de más hacer algún curso de manejo y quizás terapias alternativas que te ayuden a lidiar con la tensión que te provoca manejar. Con un buen curso, conoces bien cómo se comportan los vehículos y a la vez puedes entender para qué sirve cada elemento del auto.
En el examen psicotécnico, si conduces con una sola mano, dejando el brazo izquierdo apoyado en la ventana, ten por seguro que vas a reprobar. La posición de las manos, tal como explican los pilotos profesionales, deben ir sobre el volante, con tu mano izquierda a las 10 del reloj y la derecha a las 2.
Más que conducción a la defensiva, es un acto de autocuidado. Es sabido en todas partes que no existe persona en el mundo que borracho maneje mejor, así que ni alcohol, ni medicamentos, ni otras drogas. Siempre hay que manejar lúcido y atento, es decir, a la defensiva.
Además de un delito, manejar en estado de ebriedad, implica multas.
No uses el teléfono, ni para hablar, ni para enviar mensajes; aunque existan los dispositivos manos libres, entre usarlo y no usarlo es mejor que no. Puede ser solo recomendable que lo uses para navegación GPS, pero para eso compra el dispositivo que sirve para afirmarlo delante de ti y que puedas verlo sin tener que usar tus manos para sostenerlo.
Quizás la más importante y también obvia es que debes respetar siempre las normas del tránsito. Es bueno que conozcas la Ley de Tránsito y tener siempre hábitos de un conductor prudente y civilizado.
Si quieres informarte más del tránsito, aunque ya tengas tu licencia, existe el Libro para la Conducción, donde puedes conocer todo respecto a la convivencia vial y la seguridad en el tránsito. Todo esto te hará manejar mejor y a la defensiva.