El movimiento de un objeto, como por ejemplo, un vehículo, está sometido a distintos estímulos que determinan su comportamiento. Acelerar, frenar, doblar o maniobrar son acciones que van a hacer que un vehículo responda según las circunstancias.
No será lo mismo dar una acelerada brusca, que una gradual, ni doblar repentinamente, que hacerlo en un acto tranquilo y suave. No es lo mismo maniobrar para esquivar baches, como si estuvieras en el Tagadá, que si lo haces zigzagueando a la defensiva.
Todas las acciones y cómo las haga el conductor, tendrán consecuencias. Una maniobra acertada, un riesgo de accidente, o derechamente algo que lamentar, pueden ser el resultado de una relación entre la forma en que se maniobra el vehícuo, las leyes físicas y las condiciones del terreno.
Por tal razón, el Libro para la Conducción, recientemente estrenado por CONASET, explica algunos fenómenos físicos, que es bueno entender y dimensionar, pues pueden aportar a tu instinto al volante.
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Cuando manejas en línea recta, la inercia o tendencia del movimiento sería que el auto siga derecho mientras no pises el freno, pero, al doblar, estás rompiendo esa inercia y estás cambiando la trayectoria.
Si vas a una velocidad excesiva para tomar una curva, la inercia podría hacer que la fricción o tracción no sea capaz de sostener el movimiento.
Es por eso que te daremos algunos tips que aparecen en el Libro para la Conducción, donde podrás interactuar mejor con una curva y entender por qué podrías perder el control o tener éxito en la maniobra.
Si duplicas la velocidad del auto al tomar una curva, la energía cinética de ese movimiento aumenta 4 veces. Cuestión que hay que considerar, por ejemplo, al acercarse a una curva, porque sería más difícil mantener la dirección del vehículo.
Considerando que el conductor debe ir siempre atento a las condiciones del tránsito y circunstancias de manejo, el Libro para la Conducción invita a que los conductores intenten prever el estado del camino, siempre con anticipación. La vista periférica es fundamental para manejar, siempre.
Es ideal que, como conductor, estimes correctamente el radio de la curva y, a la vez, prestes atención a cuestiones que podrían hacerte perder el control. Fugas de aceite, el aquaplaning, gravilla o baches en medio de la trayectoria de una curva, podrían ser fatales.
Cuando enfrentes una curva, reduce la velocidad antes de iniciar la maniobra y cuando salgas de la curva acelera levemente. Cuando estés en medio de la curva, si pisas el freno o maniobras el volante, podrías perder el control del auto.
Eso sí, afortunadamente, hay tecnologías como el control de estabilidad y el control de tracción, que ayudan a contrarrestar estos errores al volante.
De todas formas, nos gustaría mostrarte el siguiente video de Toyota España, donde explican cómo enfrentar un derrape inesperado.
En física, hay dos fuerzas que actúan en un movimiento circular rotatorio, una es la fuerza centrífuga y la otra, la fuerza centrípeta.
Ambas fuerzas se contraponen, donde la centrípeta empuja el cuerpo en movimiento, el auto, hacia el centro de ese círculo que llamamos curva. Mientras tanto, la fuerza centrífuga expulsa el cuerpo hacia el exterior de la curva.
En una curva bien tomada en carretera, estas fuerzas se igualan y ayudan a que el auto mantenga su trayectoria curva. Cuando pierdes el control, normalmente la fuerza centrífuga es mayor que la centrípeta y ahí es donde te sales de la curva.
Esto ocurre cuando se toma una curva muy fuerte; o mejor dicho, a una velocidad poco adecuada para lo cerrada que es.
En pocas palabras, la distancia de detención es la suma de la distancia de reacción y la distancia de frenado, tal como muestra el diagrama que aparece en el Libro para la Conducción.
Como viste, en azul se destaca toda la distancia que recorre el vehículo hasta detenerse por completo. Mientras que, la letra R, es la distancia que anda el auto hasta que el piloto pisa el freno y la letra F, lo que se desplaza el auto hasta conseguir parar.
TIP: Es fundamental que respetes una distancia de seguridad con el vehículo que va en frente tuyo.
Como decíamos, la distancia de detención de un vehículo es la suma de la distancia de reacción y la distancia de frenado. Ahora te ampliamos un poco más al respecto y cómo poder dimensionarla.
La distancia de reacción es la distancia que recorre un auto, manteniendo trayectoria y velocidad, hasta que el conductor reacciona y pisa el freno.
Si quieres estimar la distancia de reacción, multiplica por tres el primer dígito de la velocidad entre 0 y 99 km/h. Si quieres estimar la distancia de reacción cuando se va sobre 100 km/h, entonces considera los 2 primeros dígitos de la velocidad.
La distancia de reacción depende directamente del tiempo que demore la persona en reaccionar y la velocidad a la que circula.
Se dice, que un tiempo normal de reacción es un segundo. En ese período, un auto a 36 km/h recorre 9 metros y si va a 72 km/h, 21 y así…
La distancia de frenado es el tramo que recorre un auto desde que el conductor presiona el pedal, hasta que el vehículo se detiene por completo.
La distancia de frenado dependerá de la velocidad, el estado de la pista, si hay o no pendiente, el estado de los frenos, los neumáticos y si se frena brusco o no.
No olvides tener tus neumáticos en buen estado y con la presión de aire adecuada. Al mismo tiempo, haz las mantenciones preventivas de tus frenos. Así, te evitas accidentes y multas.
Si se aumenta la velocidad, la distancia de frenado crece al cuadrado. Cuando se duplica la velocidad, la distancia de frenado crece 4 veces. Si se triplica la velocidad, la distancia de frenado aumenta 9 veces.
Tranquilidad. Esa es la actitud que hay que tomar al frenar. Incluso si es una situación límite, la calma te ayudará a tomar mejores decisiones, aunque sea en fracción de segundo.
Es ideal desarrollar una vista periférica de todo lo que rodea al vehículo. De esta forma, se puede planificar en tiempo real la conducción. A la hora de frenar, la maniobra es firme, pero tranquila.
Se suelta el acelerador y se pisa el freno de forma suave, pero con convencimiento. No queremos sacudir la cabeza de nadie con la maniobra, así que preocúpate que sea gradual, sin sobresaltos.
Cuando se maneja a la defensiva y se obtiene todo el panorama alrededor, todo mejora. Esto ocurre, porque con tiempo suficiente, a veces ni siquiera necesitas del pedal del freno. Solo basta con soltar el acelerador para controlar la situación.
Ojo, aquí hay que saber actuar, si lo haces bien, evitas un accidente. Si te ocurre una situación inesperada, entonces pisa el freno con fuerza, pero si no hay frenos ABS, deberás soltarlo para que el auto no patine. En tu pie derecho estará la responsabilidad de frenar sin perder el control.
Con frenos ABS, evitas más fácil patinar en la pista, dado que por su naturaleza, este tipo de frenos impide que las ruedas deslicen. Si eso ocurre, esta tecnología libera la rueda que está patinando para ayudarte a retomar el control del auto y de la situación.
Como ocurre en cualquier movimiento de un cuerpo, las pendientes influyen a la hora de acelerar, de frenar y de controlar un vehículo.
Tanto en subidas, como en bajadas, tiende a ser útil bajar de marcha. En el caso de las subidas, si bajas de marcha, el motor gana revoluciones, aumentando los HP y el torque. Gracias a esto, el vehículo se esfuerza menos para subir.
Si vas a enfrentarte a una bajada que es muy pronunciada, entonces podría ser recomendable bajar una marcha para controlar mejor el auto y no darle toda la responsabilidad a los frenos para mantener el auto a límite.
Si es necesario, tanto para subir como para bajar, a veces es necesario bajar otra marcha. Todo depende de la magnitud de la pendiente. Eso sí, nunca jamás en la vida pongas neutro en una bajada para ahorrar combustible.
Cuando haces eso, el vehículo pierde toda la tracción y también las tecnologías asociadas dejan de operar. Esto propicia las condiciones para sufrir un accidente.
En el listado de a continuación, te enumeramos qué aspectos de un vehículo influyen o hacen la diferencia en la conducción.
El centro de gravedad de un auto está en el lugar donde se concentra la mayor parte de su peso. Como la gran mayoría de los vehículos tiene el motor adelante, el centro de gravedad tiende a estar en esa zona.
Con el centro de gravedad adelante, el vehículo tiende a girar menos. Si pones una carga pesada atrás, tan pesada que modifica el centro de gravedad, girará más de lo esperado. Si pierde tracción, dará un giro en 180°, con la parte trasera hacia delante según el sentido del movimiento.
Si el centro de gravedad está atrás, por ejemplo, porque tiene el motor en la parte posterior, como ocurre con el Volkswagen Escarabajo o el clásico Fiat 600, en este caso, una curva muy fuerte, hará que el vehículo derrape con mayor facilidad, también quedando con la parte trasera hacia adelante, según el sentido del movimiento.
Si tienes tracción delantera en el auto y aceleras repentinamente, el tren delantero podría perder fricción, haciendo galopar al vehículo, pudiendo perder totalmente la tracción y el control. Suelta el acelerador y retoma la trayectoria.
Si la tracción del auto es trasera, al perder fricción por una gran acelerada, saliendo desde el reposo, el auto empezará a zigzaguear desde la parte posterior, estilo Dukes de Hazzard. En estos casos, acelera más, pero siempre gradual, nunca exagerado y mantén el volante en sentido recto hacia la trayectoria original.
En tanto, un auto con tracción permanente a las cuatro ruedas AWD, o con doble tracción operando, es decir con la 4x4 activada, mejorará notablemente la tracción. Esto ocurre solo mientras funcionen las cuatro ruedas al mismo tiempo.
Recuerda que en el caso de los 4x4, solo opera cuando tú mismo pones 4H, 4L o alguna de estas variantes de doble tracción.
Revisa las multas de tránsito, remates por pérdida total, revisiones técnicas, kilometraje, dueños, multas y todos los antecedentes legales y mecánicos de un auto usado.